Aplicación del enfoque sistémico en educación
Este post es una pequeña reseña del curso "Introducción al enfoque sistémico en educación". A continuación tienes algunos conceptos básicos sobre esta perspectiva y más abajo unas pinceladas de cómo aplicarlo al ámbito educativo. Espero lograr despertar tu curiosidad.
¿Qué es el Enfoque sistémico?
Es la aplicación de la teoría general de sistemas a cualquier ámbito (educación, psicoterapia, organizaciones, etc.). Este enfoque se presenta como una forma de representación integradora y holística que permite comprender cómo son las relaciones entre los componentes de un sistema y el efecto que estas tienen en el funcionamiento global.
El coaching sistémico incorpora la Teoría General de Sistemas, aportaciones de la Gestalt y otras terapias humanistas como las constelaciones familiares (Bert Hellinger) y organizacionales.
Pero, ¿qué es un sistema?
Un sistema es un conjunto de elementos relacionados entre sí que funcionan como un todo construyendo relaciones y vínculos visibles o invisibles.
Así, cada uno de nosotros pertenecemos a diferentes sistemas y nuestra forma de entender y actuar va estar condicionada por las normas y valores de cada uno de ellos haciendo, en algunos casos, que nuestros actos parezcan absurdos o ilógicos porque obedecen a ciertas "lealtades" subconscientes. Esto lo comprobamos a diario en el comportamiento de algunos de nuestros alumnos/as que nos pueden sorprender con posicionamientos y actitudes que - a priori - no esperábamos en ellos.
La "existencia" de leyes sistémicas
Si bien cada sistema tiene sus propias normas alineadas con sus valores, según Hellinger, existen ciertos principios que están presentes en todos ellos. Según su teoría, muchos de los conflictos se producen cuando una de estas no ha sido respetada:
- Ley de pertenencia. Todo miembro tiene derecho a pertenecer, nadie tiene derecho a excluirlo. Puede ser un miembro de la familia que hizo algo "malo", según los valores de la misma, y de quien no se habla. Cuando esto suceda, el sistema lo pondrá de manifiesto hasta recuperar el equilibrio.
- Ley de orden. Cada cual ocupa el lugar que le corresponde. La jerarquía de quién llegó primero tiene mucha fuerza. A menudo vemos desórdenes en este aspecto cuando uno de los hijos - sobre todo en caso de separaciones - ocupa el lugar al lado de la madre o el padre representando un rol de igual y en muchos casos de protector que, obviamente, no le corresponde. Esta dinámica puede durar años si no se detecta y el equilibrio se recuperará cuando el hijo/a ocupe su lugar y reconozca: tú eres grande, yo pequeño. Dándole al otro progenitor el lugar que le corresponde y asumiendo él su posición de hijo/a.
- Ley de equilibrio. En este caso el equilibrio será entre dar y recibir. Los padres dan y los hijos reciben. En las relaciones entre iguales este equilibrio debe estar presente para que haya reciprocidad.
También debemos tener en cuenta algunas de las principales características de los sistemas
- Los elementos de un sistema forman, a su vez, parte de otros.
- El todo es más que la suma de las partes. Por lo tanto el bien del sistema como ente colectivo prevalece por encima del bien individual.
- Tienen su propia identidad, valores, emociones, normas, creencias y funcionamiento (independiente del de cada uno de sus miembros).
- El sistema necesita activarse y regenerarse para no desaparecer.
- El sistema busca homeostasis y encontrará la manera de hallar ese equilibrio.
¿Cómo aplicamos el enfoque sistémico en la escuela?
Cuando entendemos que no somos elementos aislados, sino que formamos parte de varios sistemas y que cada uno tiene una identidad, unas normas y unos valores, nuestra percepción personal cambia. Si aplicamos esto a cada uno de nuestros alumnos/as generamos una mirada integradora que trasciende sus circunstancias presentes. Se trata de un ampliar el foco para integrar todos los aspectos que rodean la vivencia del niño/a, sus contextos y el legado familiar y socio cultural implícito en él.
La mirada sistémica debe comenzar haciéndonos conscientes de las influencias de nuestros sistemas de origen, descubriendo nuestros propios patrones, nuestras dinámicas familiares y su proyección en nuestras relaciones en otros sistemas. Así, ampliaremos nuestra comprensión del niño/a, lo sentiremos como parte de un todo y entenderemos la fuerza de su sistema y las "lealtades ocultas".
Encontrar nuestro lugar como educadoras/es
La escuela puede ser el segundo sistema de pertenencia (y de referencia) para los más pequeños. Es por eso que debemos dirigir un gran esfuerzo en ocupar el lugar que nos corresponde como educadores/maestros:
- Responsabilizándonos de nuestra función sin inmiscuirnos en tareas que no nos corresponden.
- Sosteniendo con criterios claros los procesos de enseñanza-aprendizaje que planteamos.
- Manteniéndonos firmes frente a ciertas actuaciones de algunas familias que, por no mirar las dificultades de sus hijos, y las suyas propias, buscan culpables en el claustro.
- Manteniendo una mirada sistémica que nos permita comprender que detrás del comportamiento de cada persona puede haber una necesidad no atendida.
¡Cuidado con la triangulación!
A veces los maestros queremos cambiar a las familias, porque consideramos que no son suficientemente buenas para sus hijos, y colocamos a los hijos entre la espada y la pared, entre la lealtad a los padres o al propio maestro/a, generando un espacio de confrontación que impide al alumno tomar en sus manos la tarea de aprender.
Esto tiene que ver con saber ocupar el lugar y tomar en nuestras manos la tarea que nos corresponde. Una educadora se podrá situar junto a los padres como aquel que colabora durante un tiempo limitado en el crecimiento armónico de sus hijos, además de poder situarse en el plano del trabajo en equipo con sus colegas del centro, sin interferir en las funciones de cada uno de ellos, sin pedir cuentas ni pasar facturas por lo que se hace o se deja de hacer.
A continuación te animo a hacer la siguiente reflexión: ¿Dónde está puesta tu mirada?
- ¿Centro mi atención en el comportamiento de mi alumno/a?
- ¿Qué lugar ocupo como docente?
- ¿Hacia dónde mira el amor y la fidelidad de nuestros alumnos?
- ¿Al entrar en clase, puedo ver detrás de cada alumno a su padre y a su madre?
Si ocupamos nuestro lugar, sin juicio y asumiendo que, por duro que parezca, la familia de cada alumno/a es la mejor que puede tener y que las personas que la conforman están haciéndolo lo mejor que saben, entonces, desde la humildad, podemos mirar al sistema del niño/a y decir:
¡GRACIAS, por confiar en nosotros y dejar en nuestras manos a vuestros hijos, que son, sin duda alguna, vuestro bien más preciado!
¡POR FAVOR, con vuestro consentimiento sabemos que podemos participar con sensibilidad y eficacia en el proceso educativo de vuestros hijos!
Y ahora te lanzo otra reflexión un poquito más profunda: ¿es posible apoyarte, en tu intervención como docente, en tus propios padres?
Ahí te lo dejo ;-).
Sonia Callejas Martín
Este post es parte del curso "Introducción al Coaching sistémico para docentes" que facilito a través de mi sello Itera formación. Si te gustaría conocer más, solo tienes que rellenar el siguiente formulario o escribir a: info@designthinkingparaprofes.com.